Pensar, sentir y actuar en función de los desempeños docentes

Profesor Juan Carlos Callacondo Velarde

Ponencia presentada en el Congreso Internacional de Educación “Realidad educativa Latinoamérica a 200 años del grito libertario” Sucre Bolivia del 9 al 11 de julio 2009.

Introducción.

La educación es el medio del que dispone la sociedad, para estimular el desarrollo de las personas que la componen, y que pone a disposición de las nuevas generaciones, los recursos y conocimientos necesarios para propiciar su crecimiento y desarrollo. Esta educación ayuda a comprender al mundo y a comprender al otro, a desarrollar el respeto, la responsabilidad y la voluntad de una convivencia armoniosa entre los seres humanos, a través de la preparación para una ciudadanía consciente y activa, que responde a los retos de la sociedad actual y que es entendida como un proceso a lo largo de toda la vida.

Para entender en esa dimensión a la educación es indispensable precisar cuál es la misión educativa específica del docente y en este contexto, ¿cuáles son los conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes que corresponden a esas tareas?, además ¿cómo se concibe el propio maestro?, ¿cómo lo reconoce su escuela y comunidad? y ¿qué hacer para que se sienta reconocido, valorado y motivado permanentemente?

Los tiempos actuales nos muestran con mayor convencimiento que a pesar de los gigantescos saltos de la comunicación y la tecnología no existe el reemplazo del vínculo entre el docente y estudiante, puesto que la riqueza humana que contiene este encuentro está resumida en el acto de educar. De tal forma estos tiempos diferentes, son oportunidades para renovar nuestro rol, nuestro compromiso y asumir nuevos retos que nos permita reinventar nuestra función social dentro de la sociedad.

Dentro de todo los roles y profesiones que la sociedad ha modelado, el ser maestro o profesor es una profesión intelectual y humana por que su ejercicio implica el uso del conocimiento a favor de la persona, el filosofo francés Michel Foucaut en una ocasión expresó que “…la razón de ser para los intelectuales estriba precisamente en el tipo específico de agitación que consiste sobre todo en la modificación del propio pensamiento y en la modificación del pensamiento de los otros. (…)” no consiste en decir a los demás ¿que hacer?, ¿Con que derecho se podría hacer esto?

En nuestra sociedad las familias, demandan a la escuela una educación de calidad que obviamente centra su atención en el desempeño de los docentes, es decir: sus competencias profesionales, sus actitudes y el compromiso para generar buenos resultados que se evidencien en la formación integral de sus hijos.

En tal sentido, la presente ponencia pone en reflexión esta categoría del maestro como profesional intelectual y cómo es que su desempeño interviene en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

En la primera parte se inicia colocando las consideraciones y pretextos para entender los desempeños docentes, es decir la situación de pobreza y el rol de la educación para mejorar la calidad de vida de las personas.

En la segunda parte se hace un acercamiento y reflexión sobre las realidades y fantasmas que condicionan el desempeño docente.

En la tercera parte se muestra la construcción de un escenario posible y controversial para mejorar los desempeños docentes a partir de la incorporación de los docentes a la carrera pública magisterial.

En la parte final se presentan las tareas pendientes para mejorar los desempeños docentes en la perspectiva de generar docentes reflexivos que aseguren su desarrollo y crecimiento personal y profesional.

I. Consideraciones y pretextos para entender los desempeños docentes:

Durante varias décadas la educación se ha conducido bajo el supuesto de que “el peso de las condiciones socioeconómicas y culturales externas al sistema educativo influyen de manera determinante en las posibilidades de éxito de los estudiantes, por lo que muy poco podía hacerse al interior de las escuelas, para contrarrestarlas”

En el último decenio los sistemas educativos latinoamericanos han privilegiado los esfuerzos encaminados al mejoramiento de la calidad de la educación y en este empeño se ha identificado a la variable “desempeño profesional del docente” como muy influyente, determinante, para el logro del salto cualitativo de la gestión escolar, hoy se aprecia un cierto consenso en la idea de que el fracaso o el éxito de todo sistema educativo depende fundamentalmente de la calidad del desempeño de sus docentes. Sin docentes eficientes no podrá tener lugar el perfeccionamiento real de la educación.

1. Educación y pobreza
Sin duda, el concepto de desarrollo humano esta hoy marcado por la capacidad de las personas para acceder a la educación y a la salud, es decir posibilitar que cada ser humano cuente con las herramientas y condiciones necesarias que le permitan autogestionar su propio desarrollo para mejorar su calidad de vida.

“La pobreza es algo más que la mera carencia de ingresos y de recursos financieros”. Es una situación que impide a las personas acceder a una vida digna para ejercer control sobre nuestro desarrollo y disfrutar de igualdad de oportunidades en un entorno cada vez más competente y complicado.

En un contexto de pobreza la educación juega un papel trascendental, tal y como lo dijera Eveline Herfkens (Ex directora ejecutiva del Banco Mundial) quien afirma que “invertir en educación básica es uno de los mejores instrumentos que existen para reducir la pobreza” . Y no resulta novedad comentar que los países con mejores niveles de desarrollo muestran hoy en día mejores sistemas educativos que permiten que su población en conjunto acceda a una educación de calidad.

2. ¿qué necesitamos de la educación para superar nuestras condiciones de pobreza?
 Aprendizajes relevantes
Una pregunta sustancial es ¿Qué tipos de aprendizaje son necesarios en la escuela para superar nuestras condiciones de pobreza? La respuesta es compleja e implica análisis y transformaciones necesarias en la escuela, porque debemos tener en claro que el aprendizaje es el proceso constante, en el que el estudiante va asimilando y acomodando su conocimiento, afectividad y comportamiento de forma activa, a través de experiencias vividas y de la construcción de nuevos conocimientos producto de aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir y aprender a ser.

Frente a la complejidad del aprendizaje es difícil puntualizar ¿cuáles son los saberes y desempeños que los docentes necesitan desarrollar para lograr que estos sean relevantes y significativos?, sin embargo las exigencias planteadas a la educación en términos de los aprendizajes necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas, no sólo se enfrascan en temas de lecto-escritura o cálculo básico sino también deben fortalecer en el estudiante sus formas de enfrentarse al conocimiento, a la actuación social y a la conciencia de sí mismo. Listamos sólo con ánimo descriptivo algunos aprendizajes que siendo necesarios no son suficientes para esta transformación social:
o Aprendizajes para participar en la construcción de una ética ciudadana global: conciencia de sentido frente a la cientificidad, la racionalidad económica y la diversidad cultural.
o Aprendizajes para la comprensión de sí mismo y en el mundo social.
o Aprendizajes para el dominio de los procesos e instrumentos de la comunicación.
o Aprendizajes para el dominio de los procesos e instrumentos de elaboración del conocimiento y la cultura.
o Aprendizajes para la participación ciudadana: conciencia de derechos y responsabilización social.
Una sociedad educadora
El papel de agente educativo principal que tenía la escuela se ha debilitado. Esta es una época en que otros agentes cumplen una función educativa (como los medios de comunicación, las instituciones locales, etc.). Por ello, la escuela y la docencia se ven cada vez más urgidas de plantear la necesidad de revalorar la función social y cultural de la escuela, por lo que se requiere revisar los procedimientos y sus sustentos teóricos. Esta revisión exige además que los docentes desarrollen desempeños que les permitan participar, dialogar y generar consensos en la idea de volver a situar su lugar orientador en la construcción de una sociedad educadora.
II. Realidades y fantasmas que condicionan el desempeño docente

En nuestros tiempos, se someten cada día a discusión diversos factores que inciden en la calidad de la educación. Pero resulta incuestionable que entre los principales está el desempeño docente, por lo que aún en las desigualdades (contexto, políticas, sociales, culturales, etc) existe la necesidad de asumir acciones dirigidas a mejorarlos y a elevar la comprensión del lugar que debe ocupar esta profesión en la sociedad.

1. Desvalorización social del docente
El rol del docente ha sido por demás desvalorizado y cuestionado, llegando incluso a sindicarlos como los principales culpables de las realidades educativas en los diferentes países de Latinoamérica, generando de esta forma en ellos procesos de incertidumbre, desmotivación profesional que dan como resultado el poco compromiso frente a los roles y tareas que les toca asumir.

Desvalorización desde el círculo de la pobreza social y educativa
En el sistema educativo peruano desde las últimas evaluaciones de PISA y otras, buscó algunas justificaciones, en las que dieron como principal responsable de la situación educativa actual al docente y sus ineficientes desempeños. Considero que debemos revisar con detenimiento esta situación puesto que tanto la función docente como el sistema educativo desde hace muchos años, esta sumido en un círculo de la pobreza social y educativa como lo plantea Severo Cuba donde el desempeño docente depende de la mejora de otros procesos; tenemos que señalar aquí, que este círculo no está exento de otro mayor que es el contexto de inequidad social y de limitada asignación de recursos a la educación. Estos son problemas que no son culpabilidad de los docentes y que por el contrario suponen acciones ciudadanas del conjunto de actores sociales para promover la formulación e implementación de políticas públicas que permitan generar las condiciones básicas y necesarias que permitan revalorar al docente y mejorar la calidad educativa.
Desvalorización de la función docente desde su saber y manejo de la pedagogía.
Es de sentido común afirmar que un buen docente debe tener conocimientos sobre las disciplinas académicas en torno a las que debe lograr que los alumnos construyan aprendizajes; también sólidos conocimientos pedagógicos que le permitan lograr dichos aprendizajes, así como el conocimiento de las características generales e individuales de cada uno de sus estudiantes. Sin embargo hoy en día existen fuertes y marcados cuestionamientos sobre las capacidades pedagógicas que los docentes muestran, estos cuestionamientos toman como único punto de referencia los resultados de los aprendizajes de los estudiantes.
Todos los sistemas educativos plantean la necesidad de que la pedagogía sea acompañada por la investigación como ejercicio correlativo de ambas dimensiones. Ambas necesidades son básicas y complementarias, sin embargo la ausencia de la investigación en la tarea pedagógica no debe constituir un punto de quiebre. Roberto Follari analiza las contradicciones que surgen alrededor de la docencia como profesión desde una doble perspectiva: el rol del docente propiamente dicho y la del campo de la pedagogía como discurso que fundamenta su labor.

Desde su planteamiento considera que la limitante de la función pedagógica no debe ser tomada como la ausencia de la investigación. La estrecha relación de pedagogía y la investigación esta en el objeto del conocimiento sobre la educación, que ha sido confinado a lo aplicativo desde sus comienzos. La pedagogía se trata de un saber netamente referido a la práctica y que no pretendía estrictamente basarse en los científico. De tal forma la pedagogía gozaba de una desvalorización sistemática desde sus inicios, de tal forma que todo docente deba investigar, es apenas una petición de principio.
Desvalorización de la función docente desde su naturaleza profesional
Estos tiempos son tiempos de crisis y cambios rápidos y repentinos, desde el aula no es fácil encontrar soluciones, no está en nuestras manos el poder para resolver los desajustes. José Gimeno Sacristán en un articulo publicado en la famosa revista Cuadernos de Educación expresa… nos dice que vivimos una sociedad del riesgo, como dice Beck, o de la complejidad, como la califica Morín. Por eso creemos que el profesorado debe aprender a sentirse siempre en crisis, en la medida en que sus funciones las desempeña en contextos inestables, sometidos a cambios que hoy son más rápidos, amplios, complejos y decisivos.

Los decisores de política de estado y de las políticas educativas han desarrollado toda una campaña de desprestigio social del rol del docente, como expresa Gimeno Sacristán … “en vez de difundir, racionalizar y promover inquietudes que orienten los cambios en el comportamiento, en las actitudes y en la forma de pensar del profesorado, potenciándolo, dotándole de herramientas para darle seguridad, lo que se ha hecho es mantenerle en una minusvaloración intelectual, no elevando y exigiendo el nivel cultural y científico en su preparación y una constante puesta al día”
• ¿Qué hacer frente a la desvalorización docente?
El docente necesita con urgencia ser entendido y valorado en la verdadera dimensión que le corresponde es decir “dar a la profesión docente su justo valor”, para responder sin antagonismo a las exigencias del mundo globalizado y de la realidad local.

Los maestros tendrán que asumir funciones crecientemente complejas y de mayor alcance con bases científicas y cada vez más tecnificadas… cualidades intelectuales y didácticas, la preparación cultural, las capacidades de gestión necesarias, la calidad ética y moral… con deseables y crecientes grados de autonomía.
Lo cual nos lleva a recomponer la autoestima personal de estos profesionales intelectuales, que les permita generar compromiso y satisfacción por la profesión, con oportunidades de desarrollo, aprendizaje (formal y no formal), reconocimiento de los logros, reconocimiento profesional, aprecio, reconocimiento público y respeto; además de recompensas económicas, incentivos, beneficios médicos y respaldo laboral

En resumen se deben crear los mecanismos tanto a nivel de la escuela como en el estado para fortalecer las competencias de los maestros, mejorar sus desempeños y motivar su compromiso para obtener buenos resultados.

III. Escenario posible y controversial para mejorar los desempeños docentes

En caso peruano se ha promovido iniciativas rápidas y desesperadas para mejorar el desempeño o la buena docencia en las aulas, sin haber consultado las voluntades y compromisos de los propios docentes. Esta iniciativa dio como resultado la polémica ley de la carrera pública magisterial que ha sido fuente de innumerables debates, foros y conversatorios para entender su naturaleza y cómo es que esta efectivamente aporta a mejorar la educación peruana.

1. Carrera Pública Magisterial
La nueva carrera pública magisterial muestra algunos avances y retrocesos en toda la información producida para que los maestros estén más involucrados y comprometidos con su función docente. Para mayor precisión resumimos algunos puntos centrales de esta propuesta para luego analizar a la luz de los antecedentes de esta ponencia.

La ley plantea la necesidad de ingresar a la carrera publica docente con una evaluación donde el postulante obtenga una nota aprobatoria y durante un lapso de tiempo se someta a un proceso de incorporación con el acompañamiento y asesoría de un maestro de mayor experiencia y éxito. Luego tiene la oportunidad de escalar por cinco niveles magisteriales y cada uno de ellos requiere la aprobación de la evaluación de desempeño y conocimientos.

La ley expresa que el Ministerio de Educación define, en función de la disponibilidad presupuestaria, el número de vacantes por Nivel Magisterial y por regiones, utilizando la siguiente distribución: I Nivel Magisterial, cuarenta por ciento (40%); II Nivel Magisterial, treinta por ciento (30%); III Nivel Magisterial, quince por ciento (15%); IV Nivel Magisterial, diez por ciento (10%); y V Nivel Magisterial, cinco por ciento (5%), lo que representa en la actualidad de 200 mil maestros solo 10 mil.

La ley en su Artículo 45º, establece que la remuneración del profesor es fijada, a escala única nacional, para cada Nivel Magisterial conforme a los índices siguientes:
La remuneración del profesor del II Nivel Magisterial es quince por ciento (15%) mayor que la remuneración fijada para el profesor del I Nivel Magisterial. La remuneración del profesor del III Nivel Magisterial es treinta por ciento (30%) mayor que la remuneración fijada para el profesor del I Nivel Magisterial. La remuneración del profesor del IV Nivel Magisterial es cincuenta por ciento (50%) mayor que la remuneración fijada para el profesor del I Nivel Magisterial, la remuneración del profesor del V Nivel Magisterial es cien por ciento (100%) mayor que la remuneración fijada para el profesor del I Nivel Magisterial. La remuneración mensual es de S/ 1300 nuevos soles ($340) promedio. El punto de sentencia en la ley está cifrada por el lado que los docentes que no aprueben por tres veces consecutivas serán separados de la carrera publica magisterial.

Esta ley se ha convertido en un tema altamente sensible social y políticamente. Para Juan Carlos Tedesco, debería ser objeto del debate de las políticas públicas porque, según los datos de las encuestas efectuadas por el IIPE-UNESCO en varios países de América Latina, existe un porcentaje muy alto de profesores que, estando satisfechos con su tarea, aspiran a dejar el puesto que ocupan actualmente.

Desde el punto de vista de los defensores de la ley, afianza una posibilidad de mejorar de la calidad educativa y para los detractores viola los derechos de los maestros peruanos. Para Olmedo Auris, José Ramos Bosmediano y Luberliz Cáceres Tantarico, ex Secretarios Generales del SUTEP, se deben mantener los planteamientos de las Leyes N° 24029 y su modificatoria 25212 (leyes anteriores del profesorado) Para Sigfredo Chiroque, Presidente del Instituto de Pedagogía Popular, la Carrera debe conjugar derechos del profesional de la educación, de los estudiantes y del conjunto de la sociedad.

Para León Trathemberg, líder de opinión y educador, la razón de ser del sistema educativo es el alumno; por eso, los otros factores del sistema, dentro del cual está el profesor, deben estar en función de los estudiantes, que son su razón de ser. Y para José Rivero, consultor internacional, se debe distinguir el derecho a enseñar, que lo tiene todo egresado de una institución acreditada, el de ingresar a una carrera. Esto se debe reservar para quienes satisfagan los requisitos que permitan asegurar que van a hacer un buen ejercicio profesional. La Carrera Pública Magisterial para elaborarse debidamente requiere un proceso participativo de diálogo alturado y debate constructivo; están en juego las normas que regirán a quienes tienen la responsabilidad de acompañar el desarrollo humano de jóvenes, muchas de las cuales sólo tienen el período escolar para realizarlo. Una propuesta de ley para la Carrera Pública Magisterial, debe estar por encima de los apetitos políticos, comprensibles pero dañinos, cuando se trata de crear una norma que permita a nuestra patria tener profesionales de la educación calificados y éticos.

Con la finalidad de aportar a este debate nos preguntaremos en estas líneas si el tipo de profesional de la educación que tenemos es el que deberíamos tener, describiremos el proceso de elaboración de la Propuesta Técnica que el Ministerio de Educación ha puesto al debate y puntualizaremos algunos temas controversiales.

La pregunta central de esta nueva ley es ¿Si esta garantiza tener al maestro motivado y competente que requiere las aulas? En el siguiente acápite intentaremos responder si esta normativa se acopla a estas necesidades.
La ley arriba mencionada es apenas un primer paso de tipo administrativo que intenta recoger el profundo debate de rol y desempeño de los docentes en las aulas. Lo peligroso de la ley es reducir la profesión intelectual del docente en implementador del currículo y convertir su noble ejercicio en una función técnica y mecánica.

IV. Tareas pendientes para mejorar los desempeños en la perspectiva de generar docentes reflexivos

La enseñanza es una labor compleja, en la medida en que el profesional debe implicarse en los procesos de construcción de los sujetos y para ello tiene básicamente la propia experiencia de construcción y el conjunto de creencias culturales respecto de las cuales tiene la obligación de distanciarse a fin de ayudar al sujeto a comprender sus procesos y su propio contexto.

Por esa razón debe asumir de manera consciente las siguientes atreas:
• La tarea de que el sujeto educativo comprenda y valore el vínculo humano primario.
“Noddings sostiene que tenemos una responsabilidad por el perfeccionamiento ético de los demás (...) cuando uno elige ser profesor, está entrando en una relación especializada, una vinculación de cuidado muy particular en la que toda acción tiene connotaciones morales. Lo importante es la relación, el tipo de vínculo que se entabla entre maestro y niño (...) Se sugiere que la escuela sea un lugar que fomente las relaciones afectuosas, de diálogo y cuidado mutuo, aunque esto implique su reestructuración, sacrificios en el sistema de economía a escala o en sus ganancias” . En el contexto presente “La escuela deberá ser el centro del aprendizaje de vínculos" .
La tarea de que el sujeto educativo establezca el vínculo con el conocimiento
En esta visión, la docencia tiene una compleja tarea: de posibilitar a los sujetos educativos una relación diferente, no dogmática con el conocimiento, sino crítica, una comprensión de los procesos por los cuales el sujeto conoce, aprende y produce nuevos conocimientos, que además de implicar lo que podríamos llamar, un salto epistemológico, involucra una condición necesaria para la vida en democracia y para la apertura del horizonte cultural de los sujetos.
En suma, posibilitar que el sujeto educativo sea capaz de conocer, producir conocimiento, tenga paciencia para conocer, tenga curiosidad, deseo y amor por el conocimiento en sus diversas vertientes culturales.
• La tarea de que el sujeto sea capaz de la autorreflexión para la construcción de su autonomía y pertenencia social cultural.
Los maestros y maestras, como afirma Huberman , requieren comprender a los niños y niñas con quienes trabajan. Para ello el referente básico que poseen, es su propia infancia. Es en esta reflexibidad sobre sí mismo que el docente genera sus saberes para promover la reflexibilidad de sus estudiantes. Una autorreflexión que le permite construir su identidad personal y profesional, entendiendo ésta en una dinámica de autonomía y sentido de pertenencia, de conciencia de sí y reconocimiento del otro, de subjetividad e ínter subjetividad.
• La tarea de participar en la configuración de la escuela
“Los maestros no educan aislados en sus aulas, sino en el contexto de sus instituciones. Para el educador que busca innovar en su práctica es vital intervenir decisivamente en la configuración de la escuela, pues toda experiencia vivida en ella es experiencia formativa en sus estudiantes” . Esta condición de la actividad docente, sin embargo, no es suficientemente advertida en el diseño de la profesión y en la administración del sistema educativo. Por ello, asuntos como los proyectos institucionales son vistos como responsabilidades adicionales, un plus trabajo que excede la responsabilidad de la enseñanza, para el cual no se organiza el sistema y la carga de trabajo magisterial. Por el carácter social de la educación, se hace necesario hacer visible que la escuela como institución es parte del trabajo y el pensamiento de una docencia que comprenda que “la educación pública es un proceso que permite forjar la democracia y que contribuye a la reforma social” y que es en torno a que la escuela cumpla estos fines que orienta trabajo en el aula y en la vida institucional.
• La tarea de la participación crítica en el diálogo cultural con la sociedad.
Considerando su carácter intelectual, la docencia ha de participar críticamente en el proceso cultural de la sociedad en la que desarrolla su acción. Y esto impacta en el trabajo escolar pues coloca “en el eje del trabajo docente la reflexión sobre el material cultural en el que se desenvolverá el trabajo educativo. El proceso de conocimiento se visualiza en el contexto de la cultura y en el proceso de constitución personal y social de los sujetos. De este modo, saber e identidad no están disociados”.
Las tareas aquí presentadas quieren y expresan la complejidad que debe asumir la docencia de modo que sea una práctica social relevante y significativa para que la educación cumpla las tareas que exige la sociedad de hoy. Esta complejidad del trabajo docente requiere tener ciertos dominios de acción que serán posibles de alcanzar a través de un adecuado proceso formativo.
• La tarea de ser docentes reflexivos que transformen las aulas.
La idea de una docencia reflexiva replantea la necesidad de un desempeño docente que sitúe su espíritu entre la teoría y práctica, es decir una propuesta de un modelo de racionalidad técnica entre lo teórico y lo práctico que promueva la acción reflexiva que supone una consideración activa, persistente y cuidadosa de toda creencia o práctica. No consiste en un conjunto de pasos o procedimientos que tengan que seguir los profesores, es un proceso más amplio que incluye:
• Apertura intelectual: para atender a más de un punto de vista, para reconocer errores aún de sus más arraigadas creencias. El docente reflexivo se pregunta constantemente por que hace lo que hace en la clase.
• Actitud de responsabilidad: supone una consideración de las consecuencias a las que conduce la acción, con respecto a los efectos de la tarea docente en el desarrollo intelectual, social y emocional de los alumnos.
• La sinceridad: Implica que el docente debe reflexionar en cada instante, orientando su accionar a la consecución de ciertos fines. También implica reconocer las equivocaciones y pedir disculpas a quien corresponda bajándose del pedestal en el que se coloca muchas veces y que se convierte en una barrera muy difícil de pasar.
El maestro es un sujeto que inscribe su practica en relación directa con su compromiso ético con la cultura; un maestros que problemátiza, que inventa, que se piensa a sí mismo.
Un maestro reflexivo necesita recuperar su riqueza y potencialidad para propiciar un pensamiento pedagógico capaz de transformar nuestras visiones e innovar un pensamiento pedagógico capaz de transformar nuestras visiones e innovar la escuela.
Un docente reflexivo analiza de manera consciente y consistente sus actuaciones y relaciones en:
- El ámbito del aula, su buen desempeño tiene que ver tanto con el diseño cuidadoso, la conducción responsable y la evaluación profunda de los procesos de aprendizaje; así como con la relación comunicativa y afectiva que establece con todos y cada uno de sus estudiantes.
- Relación a sus colegas, se espera una actuación de colaboración, de apoyo mutuo y corresponsabilidad tanto respecto a la diversificación del currículo como a la organización y marcha del centro.
- Relación a los padres de familia, se espera su conocimiento, apertura, comunicación y colaboración profesional.
- Relación a la sociedad que le ha otorgado la responsabilidad de educar, se espera su comportamiento ético y ejemplar, con relación a las nuevas generaciones y en función del ideal de sociedad que se espera contribuya a realizar.
- Relación a sí mismo, se espera que el buen docente esté permanentemente buscando los mejores medios para crecer profesional y humanamente, con un comportamiento ético y ejemplar.
Conclusiones:
1. La educación entendida desde su real dimensión se convierte sin lugar a dudas en una de las herramientas más poderosas para combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas, ofreciéndoles oportunidades de desarrollo en condiciones de equidad que les permita desarrollar las capacidades decidir sobre sus propios destinos.
2. El maestro es un profesional intelectual, que requiere de sistemas simples y consensuados que le permitan mejorar su formación inicial y continua, fortalecer sus capacidades para mejorar sus desempeños profesionales, revalorar su posición profesional en la sociedad, sentir el reconocimiento de las familias y sociedad con las que interactúa, además de tener una remuneración justa que le permita mejorar su calidad de vida.
3. Iniciar procesos de revalorización docente implica darle a la profesión docente “el justo valor”, es decir se requieren de manera urgente mecanismos para recuperar la reputación y prestigio de los maestros, la restitución de los derechos y deberes, las reconsideraciones de los niveles remunerativos, el reconocimiento como “profesional” y no técnico, como “productor” y no como insumo, como “creador” y no aplicador de políticas.
4. Las tareas del profesional intelectual son una labor compleja, en la medida en que el profesional debe implicarse en los procesos de construcción de los sujetos y para ello tiene básicamente la propia experiencia de construcción y el conjunto de creencias culturales respecto de las cuales tiene la obligación de distanciarse a fin de ayudar al sujeto a comprender sus procesos y su propio contexto.
5. El factor clave para la transformación educativa es el docente, pero ello significa que “la política docente” (política específica) sea parte componente en otro sistema mayor que es el sistema educativo general y que además requiere de políticas educativas integrales por parte del estado fruto de la participación y concertación con la sociedad.
6. Un docente reflexivo necesita cambiar las rutinas por procesos que el permitan hacer praxis que asegure su crecimiento personal y profesional, una propuesta de este cambio deviene de los ámbitos de la investigación, la innovación que experimentan algunas instituciones y comunidades de aprendizaje.

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